Es sin duda la especie más polémica de nuestra fauna. Es un animal totémico, muy mitificado y defendido por algunos sectores de la sociedad y odiado y calumniado por otro sector.

Se trata de un cánido de tamaño mediano que rara vez llega a superar los 40 Kg. Es un inteligente cazador social que organiza sus manadas según una jerarquía dominada por la pareja “alfa”. Estas manadas no suelen superar los 8 individuos.

Su aspecto es semejante al de un perro pero se caracteriza por un pelaje gris en invierno y algo más rojizo en verano, con unas manchas o vetas negruzcas en patas, lomo y cola. Su hocico es más recto, las orejas menos puntiagudas, sus ojos más oblicuos que los de los perros y la cabeza más ancha debida al gran desarrollo de sus maseteros, donde concentran su gran poder matador Su boca está armada con una dentición fuerte, de largos colmillos y unas muelas carniceras que superan en tamaño a las de los perros.

Sus finísimos olfato y oído, su poderosa mandíbula, su gran resistencia en la carrera de fondo y el gran desarrollo del córtex cerebral, especializado en la caza cooperativa, le convierte en el principal depredador de nuestros montes.

Se halla en expansión generalizada, habiendo superado la barrera del Duero.

Causa daños en las ganaderías extensivas sobre todo los animales jóvenes y errantes que son expulsados de las manadas. Matan todo cuanto pueden atendiendo a su instinto de supervivencia que les dicta la necesidad de hacer “despensa”. Este comportamiento le ha granjeado una intensa animadversión dentro del colectivo ganadero que, lejos de ser mitigada, es fomentada y reavivada por las actitudes proteccionistas radicales.